Me llamo Marco Bevanati y soy un apasionado del aprendizaje, un curioso por naturaleza que siempre está buscando nuevas cosas que aprender. Pero no siempre ha sido así…

Siempre había tenido una vida muy activa, jugaba al balonmano, tenía muchos amigos pero nunca me había gustado estudiar: me aburría muchísimo, no conseguía concentrarme como quería y sobre todo me fastidiaba tener que renunciar a mis pasiones por los libros. 

Una de las cualidades que tenía desde pequeño, y que me ha llevado a conseguir los resultados que tengo hoy, era ser un chico muy ambicioso, aunque en ese momento no tenía ni idea de cómo podía alcanzar esos  grandes objetivos con los que soñaba.

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Desde mi primer viaje a Irlanda a los 17 años descubrí que me encantaba viajar, conocer nuevas personas y nuevas culturas, pero todas las veces que lo hacía, de un lado me sentía feliz porque era la vida que soñaba, del otro lado en cambio vivía frustración y me sentía humillado porque no era capaz de hablar en inglés. 

Cuando tenía 18 años suspendí inglés y mi nivel de autoestima sobre mis habilidades en el aprendizaje se hundió, aprobé con la nota mínima y pensé que estudiar no era para mi.

Empecé la carrera de arquitectura con ganas de revancha, con el objetivo de demostrar mi valor (al menos el diseño gráfico se me daba bien) y en parte fue así, pero al mismo tiempo me dí cuenta de que no era lo que buscaba… 

En 2011, cuando ya tenía 23 años y había tirado la toalla con inglés, un amigo me invitó a una conferencia sobre memoria y técnicas de estudio, en la que me enseñaron una forma de aprender totalmente innovadora, que se basaba en principios de la memoria para estudiar más rápido y recordar a largo plazo la información.

No me lo creía. Era totalmente escéptico y me parecía imposible que un cursillo de 3 días hubiese solucionado lo que años y años de escuela, academias y profesores particulares no habían conseguido.

Pero hubo algo en aquel curso que me llamó la atención, el presentador era tan seguro de lo que prometía que una pregunta empezó surgir en mi cabeza: ¿Y si fuera verdad?

Había una garantía de devolución total del dinero en caso de insatisfacción que al final me hizo dar el paso y, aún con un poco de desconfianza, decidí probar el curso.

Fue el comienzo de la revolución, aquel curso que hice en 2011 con Giacomo Navone, me cambió literalmente la vida y la visión de mis proyectos futuros, me di cuenta de mi real potencial y me despertó otra vez las ganas de soñar.

Tenía tantas ganas de poner en practica las técnicas que había aprendido que fui capaz después de, tan solo 1 mes y medio del curso, sacar el nivel First en inglés, aprobar 7 exámenes universitarios y mejorar 7 veces mi velocidad en la lectura. Estos resultados me parecían increíbles, al punto que me sorprendía que nadie me había hablado de esas técnicas en la escuela. 

Investigando, descubrí que las primeras mnemotécnicas existían desde hacía 2000 años y que los problemas que tenía no derivaban de ser un mal estudiante, si no porque no tenía un método de estudio eficaz que se adaptara a mis características, ya se sabe que no somos todos iguales.

Me apasioné del mundo del aprendizaje y descubrir el verdadero potencial de la mente humana, pensé que todo el mundo merecía conocer estas herramientas y fue así que decidí formarme hasta convertirme en un instructor del curso, título que conseguí en 2016.

En estos años, además de escribir un libro y de participar en la formación de miles de estudiantes, he recibido por la Universidad Popular De Los Estudios De Milán una certificación como experto en aprendizaje estratégico, soy instructor de Curso Genius del centro de Barcelona, he llevado Curso Genius en Brasil, soy coautor del libro “Estudiar da asco si no sabes cómo hacerlo” e imparto cursos en 5 diferentes idiomas a estudiantes, empresas y universidades para que cada vez más personas puedan mejorar sus resultados y seguir aprendiendo.

Mi lema después de años de experiencia es que no hay malos estudiantes, solo estudiantes con buenos o malos métodos.